linda flor


Disfrutar el amor que se nos permite, un abrazo, un beso en el cuello o al lado de la boca.
Es eso, saber que no se puede, que está el amor, bien; pero no se puede.
Que está todo, pero hay más, hay algo en la esencia de las cosas que configuró todo para
que no se pueda.
Está eso que hace querer arrancarse la piel, eso de querer explotar al mundo, a ver si en una de esas
se reacomoda de alguna forma que nos permita este cariño.
Es eso, solo aceptar 1200 inviernos por un ocaso de verano.
Es volvernos rancios y seguirnos amando.
Malditas puntas que le salen a estas curvas que obligamos en nuestras almas. Que maldita costumbre
la de estrellarse contra todo por el sólo hecho de querer conocer más, llegar más allá, esta puta
actitud de niño malcriado, esta forma de querernos a pesar de todo.
Te quiero gritar hasta quedarme sin voz, pero no sé qué.
Quisiera arrancarme de mí, a mí, quisiera yo dejar de ser esto y vos aquello.
Que nos pudiéramos amar sin estos pechos de tinta de petróleo.
Una cacería de brujas, una muerte determinante a esta podredumbre, y si nos mata, que nos mate.
Porque yo no quiero vivir más si hay que aguantarse las vidrieras que pone el puto miedo entre
nuestras miradas.
No, yo no quiero más la buena educación de las preguntas que nos hieren, no quiero ese guión que
me hace razonable y civilizado, porque yo me siento perverso sin decirte te quiero, o aunque
sea linda flor.
Cualquier cosa antes de tener que seguir leyendo estas caras de lápidas.
Sé que llegue a disfrutar el amor que se nos permite, como disfruta un enfermo los pájaros o el sol.
¿Cuanto me acercó a la muerte este cerco? Quisiera besarte aunque se me deshaga la boca, quisiera
besarte aunque después de ese beso no pudiese amar más.
Porque ¡mierda! ahora tampoco puedo amar ¡Esto no es digno!
Quisiera que no tuvieses miedo a esta explosión que venimos retardando, que venimos negando, y que
querés alejarme por mi bien, por el de todos.
Los universos se crean así, como todas las grandes cosas, y habrá que explotar, porque sino mi cielo
mi bonito cielo, será sólo el casi, el que los muertos orgullosos de sus pulmones dicen
y después echan un asqueroso resoplido para parecer menos muertos.

Te quiero linda flor.
Dijo Julio
Dijo Laura
Dijo Julio
Preguntó Laura
Julio miró la medialuna buscando una respuesta
Dijo Laura
Respondió Julio Subiendo la voz
Laura resopló
Dijo Julio cambiando el gesto de la cara a parcialmente triste
Dijo Laura acompañándolo con una caricia en la mano de él
Así y todo no dirían nada.

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¿Qué especie de milagro
Salvará este amor?
¿Qué huracán traerá las gaviotas
a este invierno?
¿Qué llevará a esta herida
a la cicatrización?

¿Qué dejará dormir en paz
a todos los grillos?
¿Cómo acariciaré con estas manos
huérfanas de tu piel?
¿Qué harás por esquivar las huellas
de la Magdalena?
¿Cómo nos irá a salvar
Este ahogado?
¿Cómo no llorar un desayuno
de medialunas apagadas
y besos fríos?

cuanto amor




Siempre que me enamoro siento un despertar y la metáfora me es totalmente poco distante. El entumecimiento del cuerpo y el huevo de avestruz que de a poco se van. Van quedando junto a eso que abandono en el reino de la oscuridad, yendo a la luz que se revela de a poco. Lo primero que aparece es el recuerdo del sueño, todo el tiempo pasado desde el último amor parece irreal, me hago las mismas tardías preguntas a las horas de las lagañas ¿cómo no me di cuenta que no sentía nada?
- ¿Qué mi amor? – Le dije mientras se me acurrucaba como un cachorrito
- Tengo frío
- Metete abajo del plumón ¿ahí?
- Si, ¿qué pensabas?
- Dame un beso
- Listo ¿qué pensabas?
- No, dame un beso, pero un beso de esos kiss just a kiss
Y viene el beso. Primero se reconocen los labios, se acarician como gatos, se empujan, se abrazan, se entremezclan, se abren como las piernas de una mujer, gentiles, se dan, se comparten ese vacío intimo de las bocas, se asoman de almas, lo llenan todo, salen a bailar lenguas bajo lluvias tácitas, humedecen los labios, bocas, cachetes, se pierden en un frenesí y poco a poco el alma sin darse cuenta se sale casi por completo a ofrecerse, a fundirse y vuelve como quien tiende una cama desde la punta, acomodando primero los pliegues lejanos, retrotrayéndose, cerrando primero las ventanas más lejanas, reduciendo ese gran castillo a habitaciones, hasta que recoge la lengua y luego los labios vuelven a los abrazos, a la despedida alegre, al hasta pronto, se acarician y después de volver a ser uno y uno se desperezan como gatos en algo así como una sonrisa.
-Pensaba en que me pellizques, pero el beso fue mejor
Me muerde un hombro tiernamente y entre dientes pregunta - ¿Para qué?
-Para entender como eran los besos no sentidos. Ahora me parecen imposibles
- ¿decís que mis besos son no sentidos? – Se retrae a ella misma de forma violenta y de castigo me saca su abrazo tan todo.
- No tonta, los otros , los… no importa. Devolveme mi abrazo
- No, ahora me enojé
- Basta, que estamos tan bien ahora y sino nos volvemos tristes. Porque donde encuentra oportunidad se mete ese “no pudo ser” como una babosa gigante entre los dos, con su baba con gusto a irremediable y
- Basta vos, me da asco la babosa
Viene un abrazo, pero inevitablemente ahí está, son las almas contraídas del miedo que se miran a través de los pechos. Los abrasadores no pueden más que abrazarse más fuerte, pero no, sigue ahí contra los riñones, mirándose con deseo y miedo, amor y pánico. El recuerdo es un agua viva que te toca, te quema y después le tenés miedo al agua, al amor. Metáfora de Monte Hermoso (recuerdo de). Pero un suspiro deja escapar un poco de presión y otro beso reconcilia un poco.
- ¿Vamos a dormir
- ¿Tenés sueño amor?
- Si, las pastillas…
- Bueno dormí, yo quiero ver las estrellas por tu ventana un rato más
Se abraza inseparablemente contra mí, tranquila, así se duerme.
Ay nena
que va a ser de vos
que va a ser de mí
que va a ser de nuestros sueños
suena vulgar
dicho así
cosmoniña de mi universo
se buena
acepta y convidame otro caramelo
que belle epoque
cuando llenabas de papeles el suelo.
Pero aun cuando duermas
lejos lejos mío
como te dije en el café:
como a una gallinita con frío
te voy a infiltrar amor
por acá (costado de la séptima costilla)
sin que te des cuenta
llegará
junto a las sombras de tu ventana
y despertaras con un desayuno tácito
con la energía de una bandada de patos amarillos
y tal vez cantes
la poesía que hiciste canción
y no sepas porque te acordás de mí
tal vez lo provoque
el aleteo de mi birome
tal vez tus maripososas manos
o
a todo
nuestros astrolabios


Las flores con tierra
los pájaros dormidos
los besos con saliva
las palabras con vergüenza
los versos mal escritos

el je t'aime con el francés
más argentino

Descuelguen la luna de cartón
para promesas
el mundo, una gran cama para hacerte el amor
sin ninguna certeza.

Digan que el amor es más fácil en París
que en Argentina
amor es una dislocación
que París es cada esquina.

Para curar la peste de tarjetas con corazones
y flechas imitación cupido
dame tres besos
una mirada,
dos pezones
y un permiso a tu ombligo.


Una historia corta: Se juntaron a hablar un día de sol, un día nublado y una noche sin luna. Discutían quien era mas bello. La noche sin luna alardeaba de sus infinitas constelaciones, el día nublado hacía grandes ademanes explicando los dibujos de las nubes y el día soleado contaba sobre el brillo de los mundos. La discusión no avanzaba, pasaron tres planetas hasta que el día nublado protestó: “Cada día depende del otro, el cielo no nos pertenece a ninguno, los días no tienen propiedades físicas ¡Esto no tiene sentido!” Quedaron los tres callados y pensantes, realmente nada de eso tenía sentido, comenzaron a separarse ya que los días no pueden superponerse dado su carácter cronológico, luego se desvincularon de los astros que son espaciales y no pueden ser propiedad de temporalidades, por ultimo se deshicieron de la razón porque los días no piensan, solo pasan y no se vinculan con nada.