Una historia corta: Se juntaron a hablar un día de sol, un día nublado y una noche sin luna. Discutían quien era mas bello. La noche sin luna alardeaba de sus infinitas constelaciones, el día nublado hacía grandes ademanes explicando los dibujos de las nubes y el día soleado contaba sobre el brillo de los mundos. La discusión no avanzaba, pasaron tres planetas hasta que el día nublado protestó: “Cada día depende del otro, el cielo no nos pertenece a ninguno, los días no tienen propiedades físicas ¡Esto no tiene sentido!” Quedaron los tres callados y pensantes, realmente nada de eso tenía sentido, comenzaron a separarse ya que los días no pueden superponerse dado su carácter cronológico, luego se desvincularon de los astros que son espaciales y no pueden ser propiedad de temporalidades, por ultimo se deshicieron de la razón porque los días no piensan, solo pasan y no se vinculan con nada.

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